Quien inventó la bicicleta
2021

En el terrible verano europeo de 1816, las cenizas volcánicas nublaron el sol y las nevadas acabaron con las cosechas. La titánica erupción del monte Tambora, en la lejana Indonesia, había sumido al mundo entero en una gélida penumbra. En Alemania, los caballos eran sacrificados por la comida que podían proporcionar y el prolífico inventor Karl Drais, de Karlsruhe, en el suroeste del país, pensó en una alternativa.

En 1817, teníamos la Laufmaschine (máquina de correr) -que pasó a llamarse Draisine-, una solución de transporte que ha pasado a convertirse en la bicicleta actual y a proporcionar movilidad barata, independencia y libertad a millones de personas en todo el mundo. Así que parece que esa terrible nube tuvo un lado positivo.

Su diseño fue celebrado en París y pronto aparecieron el «velocípedo» y las numerosas variantes del «caballo de carreras» que se convirtieron en la moda de la movilidad de su época. Estas, a su vez, dieron lugar a mentes ingeniosas que idearon las mejoras que han continuado hasta hoy.

En 1864 se añadieron los pedales en el taller parisino del fabricante de carruajes Pierre Michaux (el empleado Pierre Lallement reivindicó la innovación y más tarde se trasladó a EE.UU. para seguir desarrollando la bicicleta allí) y la moda volvió a despegar. Estas bicicletas fueron conocidas como velocípedos mejorados, o popularmente llamados «rompehuesos» por su rudeza.

¿Quién inventó la bicicleta por primera vez?

Al inventor alemán Karl von Drais se le atribuye el desarrollo de la primera bicicleta. Su máquina, conocida como «swiftwalker», salió a la calle en 1817. Esta primera bicicleta no tenía pedales y su cuadro era una viga de madera.

¿Dónde se inventó la primera bicicleta?

Hace doscientos años, el 12 de junio de 1817, en Mannheim (Alemania), el barón Karl von Drais presentó la primera bicicleta del mundo. Era de madera y no tenía pedales, marchas ni cadenas. Se impulsaba primero con un pie y luego con el otro. La llamó Laufmaschine (máquina de correr en alemán).

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Las bicicletas existen desde hace tiempo; casi todo el mundo ha aprendido a montar en bicicleta en algún momento. Todos recordamos nuestras primeras lecciones de cuando éramos niños y, por supuesto, nuestra primera caída en picado y los sentimientos que la acompañaron: una explosión de adrenalina, un sabor a libertad, una pizca de independencia. Estos son nuestros hitos personales en la bicicleta, por supuesto, pero estas máquinas de dos ruedas -a menudo nuestro juguete favorito y una forma de escapar- han existido durante 200 años, y tienen unos cuantos hitos propios.

Si pensamos en quién inventó la bicicleta, nos damos cuenta de que fue más un trabajo en equipo que de un solo hombre. A alguien se le ocurrió primero la idea y la elaboró, el siguiente la mejoró, otro añadió algunas piezas e hizo ajustes, y otros siguieron el mismo camino.

En 1817, en Alemania, la iniciativa de un hombre que sólo quería pasear por sus jardines dio lugar a una estructura más sofisticada. El barón Karl von Drais fabricó la draisienne, la bicicleta primigenia que recibió su nombre, y le añadió un volante para poder caminar sobre ella y hacerla rodar libremente. Su visión era sustituir a los caballos como medio de transporte, por eso el nombre alternativo de su invento era «caballo de pasatiempo» o «caballo dandi».

Evolución de la bicicleta

Este verano se cumplió el 200 aniversario de la invención de un dispositivo de transporte que cambió el mundo y que hoy tiene un potencial de cambio en el transporte sostenible.

Hace doscientos años, el 12 de junio de 1817, en Mannheim (Alemania), el barón Karl von Drais presentó la primera bicicleta del mundo.    Estaba hecha de madera y no tenía pedales, marchas ni cadenas.    Se impulsaba primero con un pie y luego con el otro.    La llamó Laufmaschine (máquina de correr en alemán).

Gracias a los caminos accidentados y a las ruedas de madera, era un viaje movido, pero mucho más rápido que caminar.    De hecho, su primer viaje (de 16 kilómetros) duró menos de una hora y fue más rápido que un coche de caballos local.    La prensa bautizó su invento como «Draisine» en honor a su inventor, y aunque nunca fue rentable, el aparato atrajo a inventores de todo el mundo que jugaron con sus ideas.

En la década de 1860 se produjo una gran innovación que aseguró el éxito de la bicicleta en el futuro: ¡los pedales!    Los franceses Pierre y Ernest Michaux tuvieron la brillante idea de añadir pedales a la rueda delantera.    ¿Te has preguntado alguna vez por qué las primeras bicicletas tenían ese curioso diseño de rueda delantera enorme y rueda trasera pequeña?    Pues porque los pedales estaban unidos a la rueda delantera.

Historia de la bicicleta

Desde la Italia medieval hasta la Francia del siglo XIX, cuatro grandes inventores contribuyeron al auge de la bicicleta. Algunos crearon verdaderas innovaciones, otros mejoraron modelos anteriores, pero sólo un hombre es considerado hoy en día como el verdadero inventor de la bicicleta. El francés Pierre Michaux (junto con su hijo Ernest y su socio Pierre Lallement) creó la primera bicicleta de pedales a principios de la década de 1860. Ese momento dio comienzo a la larga y exitosa historia de la bicicleta que todos conocemos y utilizamos hoy en día.

La historia de la bicicleta comenzó en 1493, cuando un alumno de Leonardo da Vinci dibujó unos diseños rudimentarios en uno de sus documentos. Después de descubrir esos diseños en la década de 1970, muchos científicos sospecharon que esos dibujos se basaban en alguna invención más antigua de Da Vinci o que ese dibujo no era auténtico. Independientemente de lo que ocurriera realmente, hoy sabemos que esos diseños de bicicleta nunca se convirtieron en un modelo funcional. Durante más de 300 años, los caballos y los carruajes siguieron siendo el único medio de transporte público asequible y cómodo.

El primer arquetipo de bicicleta apareció en 1817 en Alemania. El barón Karl von Drais creó un sencillo velocípedo de madera llamado «draisine» sin pedales ni ningún otro medio de accionamiento mecánico. Ese modelo se perfeccionó pronto hasta alcanzar un diseño más utilizable, sobre todo en el popular «caballo dandi» de madera diseñado por Denis Johnson en Londres. El uso de los caballos dandy no se generalizó por varias razones: otros usuarios de la carretera no toleraban a los usuarios de velocípedos y la fabricación de cada bicicleta debía hacerse a medida de las características de cada usuario.