¿Tesla inventó la electricidad antes que Edison?

Tia GhoseEditora jefeTia es la editora jefe y anteriormente fue redactora senior de Live Science. Su trabajo ha aparecido en Scientific American, Wired.com y otros medios. Tiene un máster en bioingeniería por la Universidad de Washington, un certificado de postgrado en redacción científica por la UC Santa Cruz y una licenciatura en ingeniería mecánica por la Universidad de Texas en Austin. Tia formó parte del equipo del Milwaukee Journal Sentinel que publicó la serie Empty Cradles (Cunas vacías) sobre los nacimientos prematuros, que ganó múltiples premios, entre ellos la Medalla Casey 2012 al Periodismo Meritorio.

¿Inventó Nikola Tesla la luz?

La lámpara de botón de carbono, inventada por Nikola Tesla, es una de las pocas fuentes de luz mejoradas de la bombilla incandescente de Thomas Edison. Esta lámpara contiene una pequeña esfera de carbono situada en el centro de la bombilla de cristal.

¿Quién inventó más Edison o Tesla?

Al final, sin embargo, Edison tenía 1.093 patentes, según el Parque Histórico Nacional Thomas Edison. Tesla obtuvo menos de 300 en todo el mundo, según un estudio publicado en 2006 en el Sexto Simposio Internacional de Nikola Tesla.

¿Inventó realmente Thomas Edison la luz?

Consigue esto: Thomas Edison no inventó la bombilla. Según David Burkus, autor de «The Myths of Creativity», en realidad fue la 22ª o 23ª persona en inventarla, según se cuente.

Mimeógrafo

18 de mayo de 2012,01:41am EDT|Este artículo tiene más de 10 años de antigüedad «Se necesitan mil hombres para inventar un telégrafo, o una máquina de vapor, o un fonógrafo, o una fotografía, o un teléfono o cualquier otra cosa importante, y el último hombre se lleva el crédito y nos olvidamos de los demás.  Él aportó su granito de arena, eso es todo lo que hizo.  Estas lecciones objetivas deberían enseñarnos que noventa y nueve partes de todas las cosas que proceden del intelecto son plagios, pura y simplemente; y la lección debería hacernos modestos.  Pero nada puede hacer eso». – Mark Twain

The Oatmeal es un cómic fantástico que recomiendo que se convierta en un hábito de lectura. Sin embargo, incluso los más grandes pueden desviarse, y me duele admitir que The Oatmeal lo ha hecho con respecto a alguien a quien tengo en gran estima, y es Nikola Tesla. Por desgracia, The Oatmeal ha caído en la idolatría de Tesla, confundiendo su genio con la divinidad y, por supuesto, estableciendo la ya demasiado común narrativa de «Edison como archivillano de Tesla».

En este cómic hay bastantes errores e ideas erróneas sobre Tesla y Edison. Pero son errores que ya he visto antes y que se repiten a menudo, así que creo que merece la pena abordar algunos de los más importantes.

James Bowman Lindsay

Tia GhoseEditora jefeTia es la editora jefe y anteriormente fue escritora senior de Live Science. Su trabajo ha aparecido en Scientific American, Wired.com y otros medios. Tiene un máster en bioingeniería por la Universidad de Washington, un certificado de postgrado en redacción científica por la UC Santa Cruz y una licenciatura en ingeniería mecánica por la Universidad de Texas en Austin. Tia formó parte del equipo del Milwaukee Journal Sentinel que publicó la serie Empty Cradles (Cunas vacías) sobre los nacimientos prematuros, que ganó múltiples premios, entre ellos la Medalla Casey 2012 al Periodismo Meritorio.

Quién inventó la bombilla

Edison no sólo no inventó la bombilla -como nos enseñan en la escuela-, sino que tampoco era ese «genio solitario» que ideaba un sinfín de inventos asombrosos él solo. Tenía un equipo detrás. «El mayor invento de Thomas Edison no fue la bombilla», dice Burkus. «Fue su laboratorio de Menlo Park».

Piénselo. Hace casi 150 años -mucho antes de que fuera un concepto de moda- Edison se dio cuenta de que podía beneficiarse al máximo, y la gente que le rodeaba también, de la colaboración. Los expertos coinciden en que su genialidad consistió en reunir a un equipo diverso en un entorno de apoyo y dejar que trabajara en diferentes proyectos, que jugara y que intercambiara ideas.

Y lo que ese equipo de Menlo Park logró, produciendo una patente tras otra, fue asombroso. Sentaron las bases, no sólo de cómo iluminamos nuestros hogares y oficinas, sino de casi todos los aspectos de nuestro mundo conectado.

Imagina una mañana de noviembre de 1880. El sol acaba de salir, una valla blanca rodea una gran superficie del tamaño de una manzana. En una de las esquinas de la parcela hay una regia casa del siglo XIX con un porche envolvente y muchas ventanas. Pero, además, hay varios edificios pequeños alrededor de la propiedad, todos ellos talleres. Los maquinistas (personas que fabrican sobre todo piezas metálicas a mano), así como los sopladores de vidrio, los carpinteros y los herreros, llegan muy temprano. Temprano, por cierto, porque necesitan la luz natural para hacer su trabajo. Lo cual es deliciosamente irónico, ya que en lo que están trabajando es en un sistema de electricidad que, si se hace bien, iluminará casas, manzanas, ciudades enteras… y el mundo. Un mundo en el que podrían hacer su trabajo en cualquier momento, de día o de noche.